Opinión

El error de Google con Ceuta y Melilla que aplaude Marruecos

Google Maps es una magnífica herramienta, cada vez más utilizada y cuya existencia es un privilegio para todos sus usuarios. Precisamente por eso, porque es instrumento muy útil, sus usuarios deben de exigirle la máxima precisión, por motivos obvios, y

Google Maps es una magnífica herramienta, cada vez más utilizada y cuya existencia es un privilegio para todos sus usuarios. Precisamente por eso, porque es instrumento muy útil, sus usuarios deben de exigirle la máxima precisión, por motivos obvios, y deben de transmitir a sus responsables cualquier anomalía que se detecte para que actúen en consecuencia y en beneficio de todos.

Y una anomalía es presentar a las Ciudades Autónomas españolas de Ceuta y de Melilla separadas del vecino marroquí tan solo con línea de puntos y no con la línea continua que corresponde a los límites entre dos Estados soberanos. La línea de puntos es errónea y por tanto confunde al usuario, pues asimila fronteras que no solo son las internacionales de España con Marruecos sino también fronteras exteriores de la Unión Europea (UE) con territorios que parecen estar bajo disputa.

Sí, acierta Google Maps poniendo línea discontinua de separación entre el territorio marroquí internacionalmente reconocido y el territorio del Sáhara Occidental, antiguo Sáhara Español. Y acierta porque el Sáhara Occidental es uno de los territorios no autónomos inventariados por la IV Comisión de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y cuyo estatuto jurídico definitivo está aún pendiente de ser definido. En esa lista está, por supuesto, la colonia británica de Gibraltar.

Marruecos, que se ofende porque Google Maps pone la línea discontinua entre su territorio internacionalmente reconocido y el Sáhara Occidental, ve con agrado que haya línea discontinua entre su territorio internacionalmente reconocido y el territorio de Ceuta y de Melilla. Y también ve con agrado que muchos mapas no incorporen como territorio nacional español, y por ello también territorio de la UE, los Peñones de Vélez de la Gomera y de Alhucemas, las Islas Chafarinas y la Isla de Perejil. Y Marruecos disemina mapas en los que un buen tramo de la frontera terrestre que comparte con Argelia a veces ni aparece marcado como tal y otras veces lo hace con una línea discontinua. Y este planteamiento marroquí pone a un actor serio como es Google Maps en una difícil tesitura pues debe de ser particularmente cuidadoso ante tan complicado comportamiento de parte de Marruecos. Y aunque es cierto que alguna firma en algún momento ha claudicado, aceptando las interpretaciones marroquíes, para poder seguir vendiendo guías y atlas en Marruecos, destacado destino turístico, bueno sería que Google Maps evitara tal deriva. Y ello en aras a seguir manteniendo un prestigio más que merecido.

Marruecos dice ser víctima de la historia al afirmar que sufre un déficit territorial pues nació a la independencia en 1956 amputado de territorios más o menos circundantes que considera que deberían de pertenecerle. Ello no ha hecho sino plantear continuas dificultades de vecindad con varios Estados, quedando hoy ya limitadas estas a las que genera con su actitud tanto con España como con Argelia. En relación con España, no duda para alimentar su argumentario en utilizar términos incorrectos para referirse en lo que a Ceuta y a Melilla respecta a “colonias”, “enclaves” o “presidios”, entre otros. Y tal tergiversación del lenguaje, que incomoda continuamente a España como acto inamistoso que es, merece de respuestas varias, así como de acciones anticipatorias que puedan ir diluyendo tan molesta práctica. Respuestas argumentadas y acciones anticipatorias desde la sociedad civil son las que facilitamos al lector desde el Observatorio de Ceuta y Melilla en los sucesivos Informes de libre acceso que llevamos publicando desde nuestro nacimiento en el otoño de 2020. Me remito como director del mismo a la necesaria pedagogía que ponemos al alcance de todos en nuestra página electrónica, reflejada en los seis Informes hasta ahora publicados aparte de nuestro blog y nuestras múltiples actividades de divulgación. Y acciones anticipatorias son, a añadir a las que España como Estado debe de acometer y a las que otros actores puedan desarrollar, todas aquellas que apuesten por poner a los territorios españoles en el norte de África allá donde deben de estar, en lo político, en lo económico, en lo cultural, en la dimensión de la defensa y, por supuesto, también en los mapas.

Y todo ello para evitar que el empecinamiento marroquí, que utiliza herramientas de influencia muy variadas y sobre todo muy persistentes, logre hacer pasar como cierto lo que no lo es. En tiempos de competición geopolítica entre grandes potencias, y también entre potencias medias en marcos geográficos más reducidos, la herramienta cartográfica se hace más imprescindible que nunca y la objetividad más exquisita en la misma es clave para evitar equívocos que, debidos a tergiversaciones inamistosas, dificulten las relaciones entre Estados.

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