Los funcionarios que mandó el Conde Duque de Olivares se echaron al monte con los isleños y obviaron las órdenes de Madrid de prohibir negocios con británicos en la guerra angloespañola de 1625. Hasta las monjas guardaban en Puerto de la Cruz mercancías ilegales británicas y en Las Palmas el obispo terminó haciendo personalmente de agente antidisturbios para evitar protestas.

Así lo han anunciado hoy el director general de la compañía para España y Portugal, Enrique Jiménez y su homóloga en Canarias, Carmina Fusté, tras su encuentro con el presidente del Gobierno autonómico, Ángel Víctor Torres para presentarle los detalles de “una operación de gran envergadura para el sector industrial de las islas y para la balanza de exportaciones”, como ha definido Jiménez