Bastante más educado y cortés que su predecesor Wert, el ministro de Educación, Cultura y Deporte habló de unos presupuestos que parecía no entender. Sus intenciones podrían ser las mejores -y por eso insuficientes acaso- e incluso su vocación de encuentro luce manifiesta -y también por eso, también insuficiente-. Pero algo en su dicurso parece un volver a empezar en un momento en el que el horno no está para bollos. La dotación crece en este proyecto de PGE, claro: pero por qué tanto para unas áreas y tan poco para otras.