Una modificación constitucional para tratar de 'solucionar' el problema territorial no pasa de ser un esfuerzo inútil. Está en lo más profundo de los nacionalistas identitarios reivindicar que catalanes y vascos son diferentes al resto de los españoles

La activación del tristemente célebre artículo 155 de la Constitución no es la defunción del Estado autonómico, ni un golpe a la democracia, ni la liquidación del autogobierno catalán, ni

La degradación que sufrimos es consecuencia de la desaparición de los controles sobre el poder político. El voto ciudadano es imprescindible pero tiene eficacia limitada. Es tan sólo un control último sobre los gobernantes, muy indirecto y espaciado en el tiempo.

PSOE, Ciudadanos y Podemos proponen profundas modificaciones de la Carta Magna, con blindaje de los derechos sociales y cambios en el sistema electoral, aunque las tres formaciones tienen disparidad de criterios en cuestiones específicas del texto. El PP deja abierta la puerta a una renovación del texto, aunque no lo considera prioritario ni expone modificaciones concretas. 

El PSOE ya tiene en el horno la reforma constitucional que incorporará a su programa electoral. En ella no solo se encara el nuevo encaje de Cataluña en España, sino que también se hacen guiños a Andalucía en un título casi monográfico dedicado a los hechos diferenciales de cada territorio. Pedro Sánchez quiere evitar los agravios comparativos.