Muchos siglos después, y aunque de la Grecia clásica no quede en la Atenas actual ni las raspas después de siglos de dominación turca, parece una obviedad decir que los griegos del siglo XXI van a quedar para siempre ligados a la UE por una suerte de “esclavitud de la deuda”, aunque bien podría ser que fueran los ciudadanos de la UE los involuntarios esclavos, los paganos, obligados a mantener el nivel de vida de un país que parece no tener remedio.

Mientras el ala más radical de la coalición griega ya ha tocado a rebato por plegarse su jefe a los postulados de la Troika, en España el eurodiputado Iglesias sostiene que sus hermanos helenos han retrocedido "muy poco". El "cambio" también se la envaina.

Yannis Milios, economista de cabecera del partido de Alexis Tsipras, y Katerina Sergidou, secretaria de Coordinación de la coalición en Atenas, participarán en los cursos organizados por Anticapitalistas. También intervendrán los alcaldes de Cádiz, Zaragoza y Santiago de Compostela. Habrá presencia de miembros críticos con las tesis de Pablo Iglesias.

Representantes del partido de izquierda radical de Alexis Tsipras han sido invitados a la manifestación que recorre el eje Cibeles-Puerta del Sol. Cánticos de "Syriza, Podemos, venceremos" y banderas griegas marcan la cita. La formación de Pablo Iglesias espera congregar a 100.000 simpatizantes. Alrededor de 400 antidisturbios y 200 vigilantes de Podemos velarán por la seguridad de una movilización considerada "pacífica".

El próximo 25 de enero todos los ojos de Europa mirarán al país heleno, pero antes de eso los sondeos griegos juegan al gato y al ratón con los datos. Como sucediera en las pasadas europeas, algunas empresas demoscópicas elevan a Syriza y lo colocan con mayoría absoluta, aunque según los datos posteriores en los comicios de mayo eran solo carteles de precaución para aupar a Nueva Democracia.