En las revistas de esta semana podemos ver también la operación de María José Campanario, el día en el que la reina Sofía cogió a sus hijos y se fue de casa tras descubrir una infidelidad de del rey Juan Carlos I, la nueva novia del torero Juan Ortega y muchas otras noticias de corazón

En 2008 se encontró un meteorito en el desierto de Nubia, en Sudán, con incrustaciones de diamante. Ahora investigadores europeos han analizado sus cristales y han comprobado que esa roca extraterrestre procede de un protoplaneta con un tamaño superior a Mercurio que existió en el primitivo sistema solar.

El mes de mayo siempre ha destacado por encima del resto de meses del año por ser un mes lleno de luz y color. Ahora además, el mes de mayo se ha convertido en un reclamo artístico y cultural, vistiéndose de fiesta para recibir a la primavera, especialmente en Gerona con la fiesta de las flores (Temps de flors) y los patios, cruces y feria de Córdoba que llenan el mes de festividad y de buen ambiente. Sin duda, una buena elección para pasar unos días de vacaciones rodeado de belleza. 

En Sálvame, como en los realities, todo se magnifica. Los responsables del programa saben cómo cebar bien las informaciones y crean tsunamis de lo que, en realidad, no son más que anécdotas. ¿Cuántas veces hemos asistido a noticias que iban a cambiar la historia y, al final, nos hemos quedado en nada? Hoy repasamos algunos culebrones que nacieron y murieron dentro del programa.

Sensores en las zapatillas, en los balones y botas de fútbol y, ahora, en las raquetas de tenis. Este nuevo gadget de Sony registra una interesante información técnica para que puedas mejorar en tus servicios, drives, globos, ‘smashes’ y dejadas. Sólo tienes que acoplarlo a tu raqueta.

El príncipe Carlos y Camila Parker Bowles han celebrado su décimo aniversario de matrimonio. La pareja contrajo matrimonio el 9 de abril de 2005 en una discreta ceremonia civil, muy diferente a la boda ostentosa de Carlos y la princesa Diana. Después de la muerte de Lady Di, Camila tuvo que luchar contra viento y marea no sólo porque fue la tercera en discordia sino porque Diana dejó también el pabellón muy alto. 

Hoy me levanté un poco tarde y Givenchy no vendrá a visitarme. No queda nada, ni un vago de café en toda mi casa porque lo detesto y, sin embargo,  la del vecino me embriaga con su aroma. Nunca comí un bollo danés, porque soy más bien de salado y Tifanny queda a años luz de mi vida, pero sin embargo ahí está ella. 

En 1950 un joven paisa llamado Fernando Botero llega a una Bogotá a medio hacer. La ciudad está iluminada por unas estrellas que parecen descansar en las azoteas de los edificios. Una rutina mojigata discurre entre los cerros que abrazan a una urbe que busca su identidad. El ambiente gris suspendido en el aire se cuela por los huecos que salpican el asfalto. La luz del día irradia procedente de las pinturas del artista que hoy dice “Yo nunca he pintado una gorda en mi vida”. El halo de satisfacción cándida que Botero traza en sus voluminosos óleos insinúa lo que Marta Traba (crítica de arte y fundadora del Museo de Arte Moderno de Bogotá-MAMBO en 1963) definió como  una “diáfana ferocidad”.