La Casa del Rey ha estado trabajando en las últimas semanas con la idea de una inminente abdicación de Juan Carlos I, aquejado de graves problemas físicos y colateralmente judiciales, en un anuncio que en principio se había previsto hacer público en plena Semana Santa, es decir, a finales de marzo de este año. La iniciativa se frustró con la petición del primer secretario del PSC.

Actividad frenética la que estos días despliega Pere Navarro Olivella, aún mandamás de la Dirección General de Tráfico (DGT),  presa del ansia viva, que diría el genial José Mota. ¿Acaso prepara un nuevo carné por puntos, o quiere reducir la velocidad a 80 por hora en las autopistas, para mejorar la siniestralidad? No. A Pere no lo quedan fuerzas sino para intentar mantenerse en el machito.